Pedagogía del Oprimido
Por: Kelin Cáceres
A través del tiempo el hombre en su
esencia de querer ser ha sido frenado
por los sádicos amantes del poder (opresores), quienes rechazan la idea de que
los hombres, a los cuales ven como objetos manipulables, tengan la capacidad de
ser y tener un pensamiento crítico que surja de su conciencia. El sometimiento del
oprimido bajo la ignorancia, camuflado con falsas buenas obras del opresor,
mantiene y conserva su poder, poder que para el opresor implica libertad.
Para introducir en el tema hay que
plantear una diferencia entre opresor y oprimido, una diferencia de poder y
privilegios. El opresor es quien posee
el dominio de la situación por la opresión, es quien controla la identidad del hombre para maniobrarlo como un cuerpo vacio que
solo sirve para beneficio del aumento de su magnificencia y potestad sobre todo
aquello que el opresor reconoce como su propiedad. El oprimido es el obediente,
el que vive y piensa por las necesidades de quien es su amo y señor, el sabe
ser agradecido por la “inmensa generosidad” del opresor y se entrega en su
totalidad al trabajo para compensar toda la bondad que este le ha dado, pero
sobre todo el oprimido aspira a ser como el opresor porque esa es su idea de ser
hombre.
Opresor es a lo que aspiran ser los
oprimidos, ser opresor implica “grandeza” y es esa idea equivocada de los oprimidos
la que no les permite salir del fango de la ignorancia y el sometimiento que
les impone el opresor. Cuando el oprimido jamás ha visto ni de cerca la
libertad, significa que desde siempre a alojado
la posición opresora en su conciencia, pero es entonces donde comienza
la gran tarea de la pedagogía del oprimido el descubrimiento critico de su ser
y su razón, esta búsqueda de libertad conduce al descubrimiento de la identidad
verdadera del opresor y la posición desfavorable del oprimido. Durante la lucha
contra el opresor a como lo señala el documento, el oprimido se convierte en opresor porque nunca logro el
descubrimiento critico sobre su conciencia y se quedo con la idea de que ser
hombre es ser opresor.
A pesar de la dominación y maltrato déspota del
opresor, este es la figura a seguir del oprimido; el objetivo del oprimido es
seguir los patrones de vida del “hombre ilustre” de la denominada clase
superior. Y es la cultura la que ha impregnado desde siempre el comportamiento
servil del oprimido, la cultura los mantiene bajo el régimen de opresión y la
afirmación de su inferioridad delante del opresor.
Las diferencias de poder entre opresores y
oprimidos son evidentes; los opresores son los herederos de la explotación,
derecho que sus antecesores conquistaron con “esfuerzo”, su goce reside en el
dominio completo de otra persona o como los opresores dirían “dominio completo
de un objeto”, en cambio los oprimidos están condenados por una cultura de
esclavización, explotados porque es
parte de su origen; desde siempre el oprimido ha sido visto como un objeto
inanimado sin esencia que se utiliza
para el trabajo y servicio del opresor.
El constante y descontrolado abuso
a los hombres que viven bajo opresión, los hace notar un problema evidente que
afecta la conciencia de su ser y como parte de su naturalidad de búsqueda,
indagan sobre posibles respuestas a sus problemas. Es ahí donde el hombre en
conjunto con otros empieza a ser uso de la pedagogía del oprimido, para buscar
su liberación. Es de vital importancia mencionar que el pensamiento de los
oprimidos no conduce a la venganza destructiva al contrario, lo evita y lo
inscribe en la búsqueda de su afirmación.
La acción liberadora empieza cuando
el oprimido reconoce el límite que la realidad opresora le impone. Cuando el
oprimido se reconoce como tal es cuando comienza esa lucha por la libertad,
lucha concientizada y transformadora hacia un nuevo camino. Es necesario que
para la liberación haya comunicación, si no hay comunicación no hay movimiento
y coordinación de las masas sobre un mismo objetivo el cual es la liberación.
Ya que hemos hablado de libertad me
gustaría hablar de miedo a la libertad desde dos perspectivas distintas
(opresor y oprimido). Uno es el oprimido quien tiene miedo de asumir su
libertad, miedo a la autonomía, a la emancipación, a una nueva vida donde ellos
sean los constructores de un nuevo rumbo y ese miedo es producto de la
cautividad en la que han vivido siempre; los oprimidos no es que no quieran ser
libres, temen ser libres y no saben cómo ser libres, el opresor en cambio tiene
miedo de perder la libertad de oprimir, de violentar y dominar.
En el documento se mencionan dos momentos distintos propuestos por Paulo
Freire de manera progresiva, una se refiera a tomar conciencia de la realidad
en la que radica el hombre, como ser oprimido siempre sujeto a las ordenes de
los opresores, la otra en cambio consiste en el empuje de los oprimidos paras
luchar contra los opresores y liberarse.
A través de
estos dos momentos es que se puede enfrentar la cultura de dominación, en el
primer momento por el cambio de percepción de los oprimidos respecto al mundo
opresor, el segundo momento trata de eliminar los mitos de la cultura opresora.
Estos dos momentos implican transformación.
Existe una manera de llevar a cabo las propuestas
que propone Paulo Freire, y esas propuestas subsisten en la educación; no en
una educación bancaria, sino en una educación humanizadora. Pero el problema
está en que los parámetros de la educación se rigen por una cultura opresora; o
se educa para ser jefe (opresor) o para ser “buen trabajador” (oprimido). A los
educando simplemente se les dice que tienen que hacer y ser; solo son
receptores pasivos que escuchan las orientaciones del maestro, escuchar y
repetir son sus únicos deberes.
A como menciona Paulo Freire reiteradamente en el
libro, la educación es práctica de la libertad, por supuesto que la educación
bancaria no es práctica de la libertad ya que es una herramienta impuesta por
el opresor para conservar patrones de opresión. En el Paradigma de la Pedagogía
Ignaciana se menciona que la educación
no se impone ni se utiliza para dogmatizar al educando, por lo contrario promueve
la inserción en el conocimiento propio y el intercambio (educador-educando
educando-educador) como fase vital del aprendizaje.
Para iniciar una liberación de masas oprimidas, hay
primero que iniciar desde una educación de liberación, ¿Por qué? Porque se
supone que la educación es formación,
valores, cultura y enseñanza; entonces habría que iniciar desde la raíz del
problema la “educación bancaria” que es la que rige el sistema educativo y
remplazarla por la educación de liberación, que si permite y fomenta al
educando la búsqueda exhaustiva de información y el intercambio continuo de
conocimiento.
Considero que la manera más fácil que tienen los pequeños
grupos burgueses de dominar a la clase campesina es el quitarles el derecho a
la educación integral y remplazarla por educación que aumenta su riqueza. La única arma que
el enemigo opresor tiene contra el oprimido es la ignorancia, por lo tanto la
educación debe establecerse en el consenso y no en la
coerción, que significa la búsqueda y la construcción de una cultura compartida
constituida no solamente por elementos de impugnación, sino por elementos
positivos, definicidos sobre el hombre.
La educación
no es alineación es liberación autentica; consiste en crecimiento y aprendizaje
bilateral, donde educador y educando siempre tienen algo nuevo que aprender. La
educación liberadora conduce al conocimiento continuo y a la igualdad entre los
hombres, porque el educador no es más ni el educando menos sino iguales que se
encuentran en transformación y búsqueda de liberación.
En conclusión
la libertad solo se puede obtener cuando el oprimido se reencuentra con su yo
redimido y transformado por una pedagogía que le haya permitido encontrarse a
sí mismo. La educación es el pilar clave para la liberación de las masas
oprimidas, la educación liberadora da paso al análisis y a la búsqueda de mas
conocimiento y el que más sabe, mas se des culturiza de la opresión, “la única
arma que tiene el opresor contra el oprimido es la ignorancia”. Con la
educación liberadora el tirano opresor perderá potestad sobre el oprimido que
se redimirá como un igual y ya no como un objeto.
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